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¿Y esto qué es? Repensando la fotografía (Galería Consejo Universitario UCR)
Alexandra Pérez, abril 2022

     La reacción inicial a mi trabajo es casi siempre de sorpresa "¿Y esto qué es?", preguntan. La interrogación de los linderos entre la fotografía y la producción pictórica "manual" en sus variadas manifestaciones, aunada a la dificultad de encontrar clasificación definitiva para mi obra, angustia y descoloca a más de una persona. Yo tampoco tengo una buena respuesta. Es lo que es: una primera muestra de un proceso de experimentación creativa particular.

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Aunque nunca antes había abierto mi intimidad creativa en una exposición formal, mi práctica "fotográfica" comienza a mediados de los años 60's, utilizando una cámara fabricada a partir de una caja de gelatina con un hueco redondo en el medio y una pequeña ranura al frente, al estilo de las Polaroid tan en boga en esa época. Las "fotos" eran pqueños dibujos pre-pintados de ambientes, personas u objetos familiares, por lo que la acción fotográfica se limitaba a ese repertorio de cartoncitos, que "milagrosamente" salían por la ranura. Quizás desde ahí viene la vinculación entre la imagen fotográfica  y  la imagen pintada que caracteriza mi trabajo actual, al que llego después de más de treinta años de experiencia tanto en la era analógica del mágico cuarto oscuro, como en la era digital de las pantallas lumínicas como nuevo lugar de creación.

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Producto de esto es el archivo fotográfico de más de 40 mil imágenes que utilizo como huella para mis obras actuales, después de un intenso proceso de exploración y un cambio de mirada que en mucho tiene que ver con mi paso por la Escuela de Artes Plásticas de la UCR en los úlitmos cinco años. Mis criterios de selección variaron y empecé a trabajar, con herramientas digitales, obras de carácter más "pictórico", no solo desde el punto de vista visual sino también conceptual. Quería, y quizás necesitaba, desafiar la natruraleza propia de la fotografía con una mirada diferente, alejándome del realismo nítido y contundente del lente y creando universos alternos, en ocasiones lindando con lo abstraco. Intento que mi trabajo sea más sugerente y desprovisto en su mayor parte de referencias de tiempo y espacio, renovando las narrativas iniciales para ofrecer lecturas más amplias sin pretensión de verdad.

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Las obras expuestas están impresas en papel Fabriano para acuarela, con el propósito de enfatizar su carácter pictórico  y realzar su sentido de irrealidad.

Pequeñas Presencias (Galería Casa de la Ciudad de Cartago, TEC)
Nelson Díaz Brenes, curador junio 2023

     En la muestra "Pequeñas Presencias", Alexandra Pérez presenta una serie de imágenes que invitan a quien las mira a una reflexión sobre su lugar como ser humano dentro de la vastedad de la naturaleza y la forma en que se enfrenta a ella. En los sinuosos paisajes apenas se distingue alguna figura solitaria o grupos pequeños y difusos donde la borrosidad de los cuerpos y rostros cuestiona nuestra identidad misma. ¿Quiénes somos?  ¿Podemos reconocer nuestra propia pequeñez en comparación con la inmensidad del mundo que habitamos? No se retratan personas específicas, son simplemente humanos, prácticamente sin género, raza o edad. En algunas obras, Pérez escoge representar la humanidad por medio de aparatos que necesariamente la implican, ampliando el concepto de presencia en una forma alternativa que sugiere otras lecturas. Cada obra aborda sutilmente distintas actitudes, desde la contemplación meditativa, hasta la participación integrada en el entorno, manteniendo siempre una fluída tranquilidad que rehúye discretamente el conflicto.

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     La artista trabaja minuciosamente sobre sus propias imágenes fotográficas, tanto digitales como análogas, al punto que a menudo la imagen final resultante se distancia completamente de su huella fotográfica original. A pesar de ser un trabajo totalmente digital, las "fotopictografías" resultantes evocan en algunos casos técnicas manuales como la acuarela, el óleo, la serigrafía, o una mezcla indefinible de todas las anteriores, lo que a menudo produce una ambigüedad en la percepción del modo que se crea cada obra. El cuidado uso del color, la composición y la pincelada se ven realzadas con la escogencia del papel de acuarela como soporte de impresión de las imágenes digitales finales, contribuyendo a remarcar esta especie de "impostura" pictórica. Esto podría avivar para algunos la antigua discusión sobre la legitimidad de la fotografía como medio artístico y de su histórica relación con la pintura. Sin embargo, cabe notar que, desde el advenimiento de la fotografía hasta el presnte, una gran cantidad de artistas la han utilizado como herramienta para sus creaciones, no de la misma forma, pero sí como huella o inspiración. El uso de las tecnologías digitales representa hoy una ampliación de la paleta de herramientas para la creación artística, y en un mundo donde la definición del arte es cada vez más amplia y compleja, ya no cabe cuestionarse sobre la validez de su utilización sino observar el resultado artístico final y el diálogo que se logre establecer entre las obras y quienes estén frente o dentro de ellas.

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Pequeñas Presencias (Galería Talentum)​
Alexandra Pérez, septiembre 2023

     Uno de mis curiosos pasatiempos infantiles era aprender trabalenguas, costumbre que empezó, creo, oyendo a mi mamá repitiendo bien rápido "Pedro Pérez Pereira pobre pintor portugués pinta preicosos paisajes para poder pasar por París". Tal vez por ser yo una Pérez, tal vez por tener un bisabuelo mítico llamado Pedro Pérez, o quizás por pretender pasar por París, esta retahíla de Palabras quedó grabada para siempre en mi mente, y con el tiempo lo que más resonó fue su parte transitiva: "pinta preciosos paisajes".

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     Nunca fui pintora. Lo mío fue siempre la cámara, y en un inicio no fotografiaba muchos paisajes. Me gustaba la calle, la gente, el conflicto en blanco y negro. Me hacía sentir importante, valiente, activa. Me enamoré de un fotógrafo de guerra, tal vez porque quería ser él. Pero me di cuenta que en su fotografía cruda había siempre una inmensa poesía. Y que lo que me gustaba no era su guerra, sino su poesía. Y poco a poco fuie encontrando mi propia poesía en el paisaje, quizás como herencia inconciente de la tradición pictórica en mi imaginario, y sin duda por la fascinación que desde muy joven ejerció sobre mí la pintura impresionista.

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     Desde el punto de vista tradicional, sigo sin ser pintora, auqnue busco digitalmente el efecto pictórico como recurso para limar la pretensión de verdad de la fotografia. Y no podría decir que mis paisajes son preciosos, como los que probablemente pintaba Pedro Pérez Perira en su afán de pasar por París. Inclusive, ni siquiera estoy segura de que mis "Pequeñas Presencias" sean paisajes strecto sensu. Más que paisajes, son entornos cuya vastedad hace más patente la dimensión minúscula de la presencia humana en ello. Simbólicamente, cada uno de los personajes inmersos en mis obras soy yo, una pequeña presencia que tras la cámara se torna cómodamente invisible.

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